La dependencia emocional es la necesidad afectiva, extrema y psicológica que una persona experimenta hacia otra, con el fin de cubrir sus carencias e insatisfacciones emocionales de forma distorsionada. Se caracteriza por un apego obsesivo y disfuncional, en el que la persona que padece este estado psicológico percibe un deseo irrefrenable e insano de acceso y contacto constantes hacia el individuo en cuestión.
En otras palabras, la dependencia emocional supone volcarse por completo en los deseos y las necesidades de la otra persona, y condicionar o anteponer su felicidad por encima de la nuestra propia, aunque ello nos cause mucho malestar, sufrimiento y dolor.
¿Quién puede padecer dependencia emocional?
Si bien la supeditación a la pareja es el tipo de dependencia afectiva más habitual, este tipo de necesidad emocional también puede darse en otras relaciones. Como por ejemplo con los hijos, los padres, los amigos o incluso con los compañeros de trabajo.
A día de hoy, los estudios en este campo estiman que esta problemática se da en el 10% de la población mundial, afectando a un número considerablemente mayor de mujeres que de hombres.
La dependencia afectiva puede estar causada por una amplia variedad de factores personales, sociales y emocionales, entre los que cabe destacar el tipo de personalidad y el nivel de autoestima de la persona perjudicada.
¿Cómo superar la dependencia afectiva?
La dependencia patológica se nutre fundamentalmente de las dinámicas de pareja dañinas que, además de generarnos un elevado nivel de malestar y temor, pueden derivar en comportamientos peligrosos y agresivos. Por tanto, y para recuperar el control de nuestras vidas, es necesario detectar las conductas perjudiciales, reconocer que tenemos un problema y pedir ayuda profesional.
En conclusión, la dependencia emocional es un problema muy frecuente en la sociedad actual. Pero se puede salir de esta situación con la terapia psicológica y las herramientas necesarias para fortalecer nuestra autoestima.