La tristeza y la depresión tienen un propósito de ser, una razón, un por qué y una función. Es necesario sentirlas y vivirlas para encontrar el motivo de su aparición, solucionarlo y de esta forma ser capaz de volver al equilibrio.
La tristeza es una emoción básica, y por ello intrínseca al ser humano, que suele manifestarse con un sentimiento de dolor anímico, insatisfacción, tendencia al llanto, falta de energía y una actitud general pesimista. Puede diagnosticarse depresión cuando el paciente presenta un cuadro sintomatológico en el que se encuentran, entre otros indicios, estados constantes de tristeza durante más de tres meses.
La depresión, por su parte, es un síndrome que conlleva una tristeza profunda y síntomas de tipo afectivo (apatía, desesperanza, decaimiento…) entre otros, por lo que podría definirse como una afectación global psíquica y física, a veces con trastornos neurovegetativos.
Se puede considerar que la tristeza y la depresión tienen tres propósitos o funciones básicas.
El propósito principal es permitir introspección a la persona que la sufre. La introspección es la capacidad de entrar en contacto con el yo interior, con la conciencia, de indagar y de conectar con cuestiones profundas. Los momentos de tristeza permiten este proceso porque llevan a la persona que la padece a la inactividad, a la soledad, por ello hay ocasiones en las que es necesario estar triste y así poner pausa al ruido exterior y escuchar lo que cada uno se tiene que decir a sí mismo. A veces el mundo exterior desorienta, la introspección permite el reencuentro con el rumbo interno.
Otra de las funciones de la tristeza y si llega el caso, de la depresión, es aportar empatía. Es común sentirla cuando, por ejemplo, se ve a un ser querido sufriendo. La empatía es necesaria para la sociedad, ser capaz de sentir lo que están sintiendo otras personas hace sobrevivir a la organización social. Pero eso no es todo porque la empatía también ayuda a las personas a que se comprendan a sí mismas, se sientan y se acepten.
La última función o propósito a mencionar sobre la tristeza, y quizás la más importante de este proceso interno, es su capacidad de catapultar a cualquier persona hacia su propósito y su sentido de vivir, seguramente la tristeza exista para eso.
Ahora bien, para que la tristeza haga sus funciones es necesario vivirla y ese es uno de los métodos utilizados para salir de ella, no hacer nada más al respecto que sentirla.
En los procesos de afecciones psíquicas, afectivas o somáticas como son la tristeza y la depresión la ayuda de los psicólogos es inestimable y totalmente beneficiosa. El Centro de Psicología Yumetta está especializado en el tratamiento de la depresión y nuestros profesionales están especialmente formados para tratarla.