Se denomina autoestima al aprecio o la consideración que cada uno tiene de sí mismo. Es un conjunto de valoraciones, pensamientos, sentimientos y evaluaciones que condicionan cómo se ve cada persona.
Es un factor bidireccional. Depende de las experiencias pasadas, en especial de los afectos y las expectativas que los amigos, profesores y familiares han depositado en esa persona. Además, influye en lo que ese individuo hace y cómo lo hace: condiciona tanto su presente como su porvenir.
Quien no la tiene alta pierde confianza y es incapaz de hacer lo que podría. Y al contrario, quien tiene una opinión de sí mismo elevada consigue metas superiores y afronta sus retos con mayores garantías de éxito.
¿Por qué es tan importante la autoestima?
Durante la socialización y la evolución personal, cada ser humano ha aprendido a relacionarse consigo mismo y valorarse más o menos positivamente según sus circunstancias. Es fundamental no conformarse. Esta capacidad no es algo estático: siempre se puede mejorar cuando se sabe cómo.
Resulta especialmente importante porque, como ya se ha dicho, influye en lo que cada persona hace y cómo lo hace. Condiciona, por ello, su presente y su futuro: la catapulta o limita, la eleva o minimiza según cada caso. El valor que una persona se da es fundamental para crear sus expectativas y, éstas, con la confianza adicional necesaria, son determinantes para convertirse progresivamente en una versión superior de uno mismo.
Tipología
Existen, a grandes rasgos, 4 categorías de autoestima que una persona puede tener:
· Alta. Implica una percepción positiva, estimulante y facilitadora de uno mismo.
· Baja. Es todo lo contrario. El propio individuo se ve a sí mismo pequeño, incapaz y limitado, lo cual no hace sino limitarlo más cada vez.
· Estable. Es constante y no depende de las circunstancias ajenas, de lo bien o lo mal que van las cosas.
· Inestable. Fluctúa en función de los acontecimientos y, por lo tanto, varía entre lo positivo y lo negativo según las circunstancias que afectan a cada individuo.
Evidentemente, el objetivo-tendencia al que todas las personas deberían aspirar es tenerla alta y estable. Nadie debería conformarse con lo contrario: con mi nuevo curso aprenderás a recuperar tu autoestima.
¿Cómo mejorar esta faceta?
Nadie nace aprendido. En este aspecto, las experiencias y las relaciones personales han condicionado en cada persona una forma concreta de verse, pero es posible modificarla positivamente. Es necesario, eso sí, saber cómo hacerlo y contar con el respaldo y los conocimientos idóneos.
Asistir a un curso especializado como el que hemos creado desde Yumetta, muy dinámico y centrado en los factores que limitan o potencian la capacidad de autoestimarse es la clave para impulsar un giro radical a la existencia y empezar a dar pasos positivos en la dirección correcta.
Nuestro curso para desarrollar esta capacidad se centra en varios aspectos:
· Los saboteadores. Son aspectos que dañan la autovaloración positiva e invitan sibilinamente a lo contrario.
· La autoexigencia. Debe ser equilibrada y razonable, siempre adecuada a la realidad y no apoyada en falsas expectativas ni en limitaciones.
· La autocrítica. La crítica constructiva es positiva, no así la destructiva.
· La culpa. Cómo se vive este sentimiento y qué hacer para superarlo o enfocarlo adecuadamente.
· El miedo. Es inherente al ser humano, pero hay que identificar a qué se tiene y aprender a erradicarlo… o a aceptarlo.
· La imagen personal. En una sociedad como la actual, la apariencia proyectada es fundamental. No es tanto una cuestión de cómo es cada uno, sino de cómo sacarse el máximo partido.
· La opinión ajena. Hay que escuchar a los otros, pero no dejarse manipular por ellos.
· El cambio. Aprender a gestionarlo para mejorar es fundamental.
Apúntate a este curso y mejora para siempre tus problemas de autoestima. Aprovecha la oportunidad.